Para G.E. y P.P.
Duermen. Suyo es el sueño de las presas
y suyo es el reposo merecido
de las aves rapaces, de las rocas.
Descansan de sí mismos, descansándose
con la misma fatiga que los polos
le ofrecen a las aguas y a la sal;
es una pasión fría y sin remedio;
un elogio sin centro de una sílaba;
un olvido perenne; un jeroglífico.
¿Dónde estarán ahora? No se sabe
ni puede especularse pero sí,
podemos afirmar que son felices
como sólo las bestias pueden serlo.
1 comment:
Fantástico, Ben. Para un vigilante nocturno, este poema es un bálsamo.
Post a comment