de amoniaco
en las terrazas
sudadas,
escribió junto a las vírgenes
palpándose
sin placer,
sin
añoranza; fue una noche sola
pero
en ella cupieron otras muchas;
la
noche que llegó a aquella masacre
de luces desnutridas;
de luces desnutridas;
la
noche que deseó
al
principio morir, después matar.
Y a
medida que escribía
todo
se revelaba claro, hermoso;
los
años remendados,
los
orgasmos y el
tímido dinero,
las bocas y los trenes,
las bocas y los trenes,
las
personas que dijo que sería
-en septiembre, en enero, pronto, ya-
-en septiembre, en enero, pronto, ya-
mientras
iba escribiendo
sin
motivo.
B.C.
1 comentario:
Precioso el poema.
Y la imagen...
¿Dónde ha sido tomada? ¿Ha sido tomada por ti?
Gracias por tus respuestas.
Un saludo.
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