VIEJA FRIENDO HUEVOS
(Velázquez)
Lo
mismo valen las redondas
superficies
naranjas que la esfera
tan
blanca entre los dedos. Todo
lo
detenido –la cuchara, el aceite,
la
tensión de las nucas– es del pintor, por tanto
son
a la vez de nadie y de nosotros.
Todo
vale lo mismo: los reflejos
metálicos
–¿será bronce?– que los brillos
del
cántaro de barro y que la sombra
que
guindilla o cebolla maldibujan;
la
noche de ese fondo que los labios;
la
alcuza que el melón;
que
el vidrio; que los trapos; que el cuchillo.
Pero
acaso mirada tan perdida –la que
tan
bien pintada está en la vieja– algo
tenga
que decir de lo que en torno
se
dispone y evita: lo que el cuadro
nos
hurta –¿será ciega?– es la certeza
de
que hay algo exterior a tanto esmero,
de
que el tacto es el motivo y que los ojos
salvan
muy poco o nada aunque congeles
la
vida, aunque pretendas
que
nunca acaben de freírse esos tres huevos.
Andrés Catalán & Ben Clark
Mantener la cadena de frío
Pre-Textos, 2012
1 comment:
Preciosismo lírico, carga de profundidad al reconocer que algo hay que trasciende la mirada congelada, y es el paso del tiempo.
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